Muchos predican sobre esto, pero él lo vivió en carne propia, o mejor dicho, en el nervio.
La Historia
Jorge fue un estudiante deportista en sus años de competencias intercolegiales. Se unió al equipo de fútbol y voleibol masculino de su colegio y participó en muchos torneos locales.
En el último año de secundaria, jugando en un intercolegial de voleibol, Jorge recuerda que en al menos tres ocasiones, sintió un golpe e incomodidad en el pie derecho; más específicamente en la zona que une al pie y la pierna.
Como era joven, no le dio importancia al pequeño dolor en el pie derecho y pensó que pronto pasaría con una ducha caliente y reposo. El plan resultó temporalmente.
Más adelante en el año, Jorge tomó clases de artes marciales y defensa personal. El entrenamiento duró tan solo seis meses porque en la última clase en la que pudo participar, sufrió una fuerte reincidencia de dolor en el pie luego de ejercitar patadas con el pie derecho contra la bolsa de arena.
Tan fuerte era el dolor que de inmediato comenzó a automedicarse con calmantes, los que redujeron considerablemente las molestias pero no eliminaron el problema.
Terminó el año y la vida de estudiante de secundaria, y Jorge inicia su vida de universitario y de trabajo. En todo este tiempo Jorge no consultó con ningún doctor pensando que el reposo podría eventualmente traer la sanidad.
La verdad era que el dolor continuaba incrementando mes tras mes.
Por fin se decide a visitar a un experto quinesiólogo de la ciudad, este logra aliviar el dolor temporalmente pero sin éxito permanente. Luego otro doctor le prescribe terapias con ultrasonido, pero luego de varias sesiones no produjo ningún resultado. También le recomiendan el tratamiento de un veterano profesional empírico que trabajaba con jugadores de fútbol. Las aplicaciones de hierbas calientes fueron una experiencia diferente pero sin resultados para este dolor.
Con tanta actividad de estudios, trabajo y una creciente vida social, el tiempo libre disminuyó así como también su paciencia para buscar otros tratamientos; fue así que lentamente él fue optando por los calmantes en vez de profundizar con la ayuda médica.
Para este entonces ya habían pasado al menos un par de años y el dolor no disminuyó.
Al contrario, cuando inició su consumo de calmantes, recuerda que con 1 solo comprimido podía caminar sin dolor por días. Luego, el dolor ganó la batalla al calmante y ahora el efecto de cada comprimido duraba 24 horas, luego 12, luego 6 horas, hasta llegar a solo 30 minutos de efectividad.
En este punto, Jorge se consideraba a sí mismo un adicto a los calmantes. Cada vez que el efecto pasaba, su cuerpo temblaba por el dolor.
Como nunca antes, él oraba clamando a Dios por sanidad. Un día, un amigo le comenta que un Profeta de Dios estaba ministrando en la ciudad. Jorge recibe la noticia con alegría porque ve ahí la oportunidad de recibir sanidad divina.
Jorge llega a la reunión y el hombre de Dios ministra a todos los asistentes. En un momento dado, el Profeta se acerca y antes de orar por Jorge, este intenta explicarle el problema que tiene a lo que el Profeta responde: "Silencio, Dios hablará".
El Profeta continúa orando y dice: "El Señor me muestra que tienes un nervio comprimido en tu pie derecho", en ese momento Jorge queda impactado por la declaración porque era la descripción más corta y exacta de lo que le estaba sucediendo, y nadie en la reunión lo podía saber, solo podía ser Dios revelando esto a un total desconocido!.
El Profeta termina diciendo: "De ahora en adelante, todos los días le agradecerás a Dios por tu sanidad, y serás sano."
Con estas palabras, el Profeta se aleja de Jorge y sigue orando por otras personas. Termina la reunión y Jorge retorna a su casa, pero en vez de estar agradecido a Dios por recibir esa palabra, él se queja en su corazón diciendo: "Dios tiene el poder para sanarme instantáneamente, por qué no lo hizo hoy mismo? Por qué tengo que seguir este calvario de dolor por más tiempo?".
Entonces, tan rápido como él recibió la palabra de sanidad, también la olvidó y desechó.
Siguió entonces tomando sus calmantes y el dolor incrementó sin piedad. El pie estaba tan lastimado que cuando pasaba el efecto del calmante, incluso un mínimo contacto con la media de vestir producía dolor. Cualquier golpe en esa zona, por más pequeño que fuere, tenía la capacidad de arrojarlo al suelo hasta el punto de llorar de dolor.
Pasado un mes, Jorge vuelve a orar y pedirle a Dios por sanidad, a lo que el Espíritu Santo le responde: "Y por qué no hiciste lo que te ordené!? Agradece a Dios todos los días por tu sanidad, y serás sano".
Jorge reflexiona y por fin se anima a obedecer para iniciar su 'terapia de restauración divina'. Todos los días y cada vez que le dolía el pie, él daba gracias a Dios por su sanidad.
Menos de una semana después, mientras Jorge se preparaba una merienda en la cocina de su casa; de pronto recuerda que habían pasado muchas horas desde la última vez que tomó un calmante.
Sorprendido por el hecho y aún con dudas si se trataba de un milagro o no, él termina haciendo con una corta oración: "Realmente me sanaste Señor. Yo solo dije GRACIAS y me sanaste Señor!".
De aquella gloriosa tarde al día de hoy han pasado 20 años de sanidad total. El volvió a practicar deportes e incluso a trotar con toda libertad.
La fe de Jorge se incrementó desde ese encuentro con el poder de Dios.
Desde entonces, él usó este mismo testimonio para motivar a otros que han pasado por enfermedades y dolencias, para creer que Dios escucha las oraciones y tiene el poder para sanar!.
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Todos los Testimonios Cristianos Escritos de Sanidad
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¡Qué bueno que has leído este "Testimonio de una Sanidad Milagrosa del Nervio Comprimido en el Pie"!
Si crees que Dios sanó el nervio comprimido de ese pie, entonces puedes creer que Él también sanará tu alma. Así como el cuerpo necesita salud, el alma también lo necesita; por ello, haz ahora mismo la plegaria más importante de todas:
La Oración #1
Si crees que Dios sanó el nervio comprimido de ese pie, entonces puedes creer que Él también sanará tu alma. Así como el cuerpo necesita salud, el alma también lo necesita; por ello, haz ahora mismo la plegaria más importante de todas:
La Oración #1
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Tu Comentario
¿Qué opinas de este "Testimonio de una Sanidad Milagrosa del Nervio Comprimido en el Pie"?
¿Conoces a alguien que sufre el mismo problema? Entonces comparte con él/ella este testimonio para incrementar su fe.
Por favor, escribe tu comentario aquí. Gracias.
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nose si sera nervio comprimido pero el dolor en la columna vertebral es horrible
ResponderEliminarQuerido Anónimo. Lamento que sufras ese dolor pero no importa qué parte de tu cuerpo es, Dios tiene el poder para sanarte, si puedes creer!
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